VALLTER 2000



VALLTER 2000

JUEVES 5 DE AGOSTO
DISTANCIA: 44.65KM
TIEMPO: 2H 16MIN
PROMEDIO 19.6KM
Vel MAX. 75KM/H

Camprodon-Vilallonga del Ter-Setcases-Vallter 2000 y vuelta.

1163metros desnivel positivo
14%pendiente máxima 7,3%pendiente media  12,1km

   Es Agosto y pasan cosas raras. Hoy vamos cinco tíos en bicicleta. La gente normal suele hacer vacaciones y por ese se ha apuntado tanta gente. Vamos con Jesús, Ramón el Grande y dos clientes del Veguer que son policías(urbanos).
Dejamos en coche en Camprodon. Salimos con la calma para ir calentando. En Vilallonga tenemos que hacer una parad técnica porque hay uno que lleva la rueda muy desinflada. Lo arreglamos en un momento y continuamos. Al poco rato se une a nosotros uno que va solo. El tío tiene unas piernas que asustan. Pronto se quedan atrás los polis. Jesús prudente como siempre se queda con ellos para no forzar antes de la cuenta. Yo, caliente de mí, me uno a ellos. Vamos hablando y los otros van desapareciendo. Le digo a los dos craks que aflojen un poco para ir todos juntos. Luegoen el puerto que cada cual vaya a su ritmo, pero de momento vamos todos juntos. A duras penas lo consigo, pero aflojan. En Setcases Jesús y yo nos paramos a hacer una meadita. Nosotros no somos profesionales y nos paramos. Aprovechamos para quitarnos el caso. Los dos polis tiran para arriba. No pasa nada, ya los pillaremos.
Empezamos con la calma, pero la cosa pronto empieza a picar. Las primeras rampas ponen a cada cual en su sitio. Los súper ya se han perdido hace rato. Le hemos dado alcance a un poli. El otro no creo que tarde mucho en caer. Jesús aguanta bien conmigo. Tenemos al otro poli a la vista. Poco a poco Jesús se va descolgando. A mí me cuesta mucho pillar al otro poli, lo tengo ahí pero no acabo de pillarlo.
Ya lo tengo. Vamos un rato juntos. El tío es un veterano que aguanta de maravilla. Olé por él. Llega el segundo tramos de rampas duras. Esta es la mío. Aumento el ritmo poco a poco. Noto que cada vez la respiración le va aumentando. No tarda en quedarse atrás. Sigo a mi ritmo, que no es mucho, pero más de la cuenta para él. Dos kilómetros al nueve por ciento son suficientes para perderle de vista, como yo he perdido a los dos cracks. Resumiendo. Hemos empezados seis y a hora cada cual va solo y aguantando como puede.
Después de los apuros del principio, ahora me encuentro bien. A la que empiezan las rampas duras es cuando voy mejor. Llevo un ritmo constante. Van pasando los metros y sigo bien. Puedo ir disfrutando de este gran puerto con un tiempo ideal. Sol y poca calor. Ideal para una jornada ciclista.
Un kilómetro al 4,4% se pone de maravilla para bajar las pulsaciones, recuperar fuerzas y lanzarme a los últimos tres kilómetros al 7%. Ahora meto el 32 y a dejarlo todo.
Llego arriba exhausto. Los dos súper hace diez minutos que han llegado. Están charlando tranquilamente en el bar. A los cinco minutos llega el poli con Jesús pisándole la rueda. Bien por Jesús. Contando que el poli había salido tres minutos antes que nosotros, ha hecho mejor tiempo. Unos metros más y lo pasa. El último llega fuera de control. Olé también por él. Haber subido aquí con un hierro prehistórico, con pun 38X27 es todo un mérito.
Ahora a disfrutar de la bajada. También aquí los súper se escapan. Yo como siempre en las bajadas, a la estela de Jesús. Este es su terreno. No veas como sabe bajar. Llegamos a Vilallonga. Nos tomamos una cervecita con el súper. Cargamos las bicis y vuelta para casita.
   Ha sido una salida diferente. De vez en cuando está bien una salida en grupo. Es otra motivación. Hacía mucho tiempo que no subía aquí. Es uno de los puertos más duros de Cataluña, y subirlo ya es todo un éxito.
También ha estado bien que por un día alguien haya atado cortito a Ramón el Grande. No puede ser que siempre sea él el que meta caña. A todos nos meten en vereda.
Yo no he empezado bien, pero me he ido recuperando poco a poco y he acabado con muy buenas sensaciones y satisfecho.
Jesús como siempre a su ritmo. Lo que pasa es que ahora su ritmo es mucho más bueno que antes. Después de la demostración del Tourmalet parece que se ha quitado el miedo de encima en los puerto duros. Ha subido un peldaño de categoría. Aun le falta sacar un poco más de rabia, pero realmente ha dado un gran salto hacia arriba. Me da la sensación que después de esto nos quedan grandes travesuras por hacer en las cumbres.

MONT VENTOUX


TENIA QUE PASAR


VIERNES 13 DE JULIO
DISTANCIA: 35.12Km
TIEMPO: 3h03min
PROMEDIO: 12Km/h
Vel MAX: 45Km/h

RUTA: Sant Julià de Vilatorta-Casilla dels Peons-San Sadurní d’Ossosmort-Vilanova de Sau-Castell de Sant Llorenç- Sant Julià de Vilatorta.

      A ver por donde empezamos esto, porque aquí hay miga. Ya he salido caliente del trabajo. Marc nos ha preparado una ruta guapísima. Josep Maria también se ha apuntado a la fiesta. Ya sabemos lo que quiere decir eso. Sonia se echa las manos a la cabeza porque ya nos conoce. Y yo también. 
Para ganar tiempo vamos a Sant Julià en coche. Salimos de casa del Marc y en menos de cinco minutos ya pedaleamos con el plato pequeño y el piñón grande para subir a la Casilla por la banda izquierda de la carretera. Un caminillo donde sólo los más frikis se atreven a pasar. Una vez en la Casilla carenamos un buen rato por un tramo espectacular. Ya lo había hecho alguna vez, evidentemente con Marc. Es muy técnico. Hay que bajar de la bici de vez en cuando, pero merece la pena. Ahora pasamos por un tramo nuevo para mí. Sensacional. Un corriol liso al principio, pero poco a poco…. Se va estrechando. Llegamos abajo arañados hasta las orejas y ortigados. Subimos por una pista ancha con rampas muy duras y de nuevo bajada. Un corriol liso y acojonante. Hay que ir con mucho cuidado de no estamparse contra ningún árbol. Suerte que estas bicis frenan de maravilla. Me asombro de la buena técnica que tengo. Aquí no se puede cometer el más mínimo error. La adrenalina está por las nubes. 
Por aquí no había pasado nunca, y la verdad, no sé donde estoy. Estamos metidos en el bosque y no tengo ningún punto de referencia. Salimos al asfalto. Estamos casi en el Camping de Malafogassa. Nos paramos a tomar un refresco porque las emociones vividas hasta el momento bien lo merecen. Sin dormirnos en los laureles emprendemos la marcha. ¡Para arriba! Subimos por la pista que va a Vilanova de Sau, pero enseguida dejamos el asfalto y nos desviamos por un caminillo muy guay. Llegamos a Vilanova. Paso a saludar a Fina, una clienta del bar. Alucina con mi visita. Siempre paso por aquí y nunca paro y mira que me lo ha dicho veces. Un minuto y nos vamos porque es tarde y queda mucho todavía. Subimos hasta el túnel por carretera para ahorrar tiempo. De ahí nos dirigimos al Castell de San Llorenç. Un pequeño tramo con la bici a cuestas. Esto no podía faltar yendo con Marc. Josep Maria no sale de su asombro. ¿Qué estará pensando de nosotros? De nuevo bajada por un camino conocido, pero por poco tiempo. Nos desviamos y vuelvo a estar desorientado. Este sendero es una gozada, aunque hay que vigilar mucho porque el terreno no agarra demasiado. Es más técnico que el anterior. Suerte que Marc va de guía. Estamos disfrutando como niños. 
Llegamos a un tramo chungo. Marc nos dice por dónde meter rueda. Yo no lo veo claro, así que bajo de la bici. Josep Maria hace lo mismo. La verdad es que es chungo de cojones y Marc es una máquina. Ando un poco con la bici al lado hasta que lo tengo más claro. Me apoyo en un árbol para volver a montar en la bici. Es una bajada con fuerte pendiente, pero lo veo bastante factible. Me lanzo con cuidado, prácticamente clavando frenos y…..¡¡¡ZAS!!! Salto por delante y caigo de espada. Me duele todo y me quedo sin respiración. Intento aspirar, pero el aire no entra. Procuro relajarme y poco a poco voy cogiendo pequeños sorbos de aire hasta que puedo volver a respirar casi con normalidad. Se me han roto las gafas y sangro por toda las cara. ¡Qué dolor! Me incorporo como puedo. La espalda me duele mucho. Apenas puedo caminar y no me puedo poner derecho del todo. Intento calmarme de nuevo, pero el dolor no cesa. Continuamos en zona técnica. Voy bajando a pie lentamente. Marc me lleva la bici. Me voy parando de vez en cuando porque no aguanto el dolor. 
Llegamos a una pista normal. Jamás pensé que agradecería tanto ver una pista ancha. Monto en la bici, no sin dificultades y llegamos a casa de Marc, donde tengo el coche. Aquí me empiezo a dar cuenta que me he hecho daño de verdad. Josep Maria me lleva hasta casa porque yo no puedo conducir. Se ofrece a subirme a casa, pero creo que podré. Sonia me llama cuando ya estoy en el garaje, ya tiene la cena lista. Le digo que ya estoy aquí. 
Entro en casa. Sonia se queda de piedra al verme la cara ensangrentada. Le digo que no se asuste, que ya lo estoy yo. La cara es lo de menos. Me ducho y vamos hacia el hospital. Me muero de dolor, pero no me dan ningún tipo de calmante hasta que me hagan una radiografía. No puedo ni incorporarme, pero le pregunto al doctor si mañana podré ir a trabajar. Él ni me contesta. Llamo a Pedro para explicárselo. Es este momento me pongo a llorar como un crío. No por el dolor sino por la putada que le acabo de hacer. Él intenta calmarme, pero entre el dolor y el sentimiento no puedo. 
 Después de hacerme la radiografía me pinchan un calmante que al poco tiempo empieza a hacer efecto. El dolor va aflojando. Viene el traumatólogo y me obliga a estirarme y a no moverme absolutamente para nada. Dice que en la radiografía hay algo que no ve claro y me van a ingresar. Ni un movimiento. Tengo una vértebra aplastada y cualquier movimiento puede ser fatal hasta que no me hagan más pruebas. Ahora sí que me han asustado de verdad. Hasta ahora no pensaba que fuese más que el golpe y que en un par de días estaría bien. Me tumban en una camilla que es más dura que una piedra. Urgencias está a tope. No hay boxes libres. Sonia se quiere quedar, pero la mando a casa. Hoy no me van a hacer ninguna prueba más, así que será mejor que descanse. A regañadientes se va. Hacia las tres de la mañana me llevan a una sala grande al fondo, que está vacía. Intento dormir, pero es imposible. Aquí al menos no hay tanto ruido. 
A media mañana me suben a planta. Estoy de los nervios. Sin moverme, sin fumar y meando en una cantimplora. Las enfermeras no paran de regañarme porque me voy moviendo. Me duele más la espalda por estar estirado que por el accidente. Al menos estoy entretenido. Me viene a ver toda la familia y muchos clientes del bar. El móvil no para. Nunca había funcionado tanto. Estoy contento porque veo que hay mucha gente que me aprecia de verdad y en esta situación es de agradecer. Las horas no pasan, y las noches sin dormir son larguísimas. No pego ojo y no me dan nada para ayudarme. Lo tiene que recetar el doctor y el doctor no pasa por aquí ni equivocándose. El fin de semana en el hospital es un cachondeo. Demos las gracias a los políticos y a sus fantásticos recortes. La comida del hospital no es para tirar cohetes. Al menos me dejan escoger el menú. En el papel escribo mi nombre y saludo a la cocinera. Es clienta del bar. Al verla me llama a la habitación y me cuida como un niño. El lunes, por fin, el doctor se digna a pasar. Se lo podría haber ahorrado. En los dos minutos como máximo, que ha estado, lo único que ha hecho aparte de regañarme es decirme que me tienen que hacer una resonancia magnética y que tengo una vértebra aplastada. Eso es todo, acompañado de su mal carácter. Por la noche me viene a ver el Doctor Sadurní, un cliente del bar que está de guardia en urgencias. Al verlo me alegro mucho. Ha estado mirando mi informe y me lo explica detalladamente. Tengo las vértebras D8 y D9 aplastadas dos milímetros. Cree que no es del golpe, sino de una malformación en época de crecimiento, o puede ser postural. La lesión es antigua y al golpearme es la misma zona lo han visto. O sea, que esto ya lo tenía. Que no me preocupe, que en seis u ocho semanas podré hacer vida normal, aunque hay que esperar a la resonancia para asegurarse. Esto sí que es un diagnóstico bien hecho, y de un médico de cabecera. Por una parte me pongo muy contento al saber que no tengo nada grave. Por el otro, ¡ocho semanas de baja! No había pensado en eso. ¿Qué voy a hacer ocho semanas en casa? Y a Pedro ¿cómo se lo digo? Tengo tiempo de sobras para ir mentalizándome. 
El miércoles, después de la resonancia, por fin, me dejan incorporar poco a poco. ¡Qué alivio! Las enfermeras al verme en el pasillo vuelven a regañarme, pero ya tengo permiso. Llevo cuadro días volviéndolas locas, sin moverme, no he parado quieto. Difícil de explicar, pero es así. Cada vez que entraban en la habitación, o estaba de lado o tenía la cama más inclinada de la cuenta. Sonia también ha pagado mis nervios. He intentado estar quieto, pero es realmente difícil. Ni las amenazas de atarme a la cama han podido mantenerme quieto. Hay que estar en esta situación para entenderlo. 
El jueves vuelve la simpática Doctora “Doña Visita Rápida” y me da el mismo diagnóstico que me dio Sadurní antes de la resonancia. Me manda a casa y ocho semanas de baja. Vida totalmente sedentaria. Dos semanas sin moverme mucho y poco a poco que vaya saliendo y dar pequeños paseos. No estoy ahorrando palabras. Esto es lo que ha dicho y adiós. Me viene a buscar Jesús. Lo primero que hago es un café en el bar de abajo y un cigarro. ¡Qué placer! Parte de la culpa de los nervios la ha tenido el maldito tabaco. Hasta el tercer día de hospital no me han puesto un parche. Y funciona. Tienes ganas de fumar, pero te quita la ansiedad. Sé que ahora tenía una buena oportunidad de dejarlo, pero estaba soñando con salir y fumar un cigarro. Lo dejaremos para más adelante. 
Entro en casa contento de volver, pero con la incertidumbre de cómo afrontar dos meses por delante sin hacer nada. Sadurní me vuelve a llamar a casa para ver cómo estoy. Se ha ocupado mucho de mí. Otros médicos tendrían que tomar ejemplo de él. 
Pues eso, a no hacer nada. Leer, ver la tele y poca cosa más. Esperar que pasen los días lo más rápido posible. Pese a todo puedo estar contento. Tarde o temprano esto…. 
                             
                                                                         ……tenía que pasar!       


                                     ----------------------------------------------- 


JUEVESS 6 DE SETIEMBRE 
DISTANCIA: 44.51Km 
TIEMPO: 1h.47min 
PROMEDIO: 25.00Km/h 
Vel MAX: 66Km/h 
 VIC-SAU-VIC 


    ¡Por fin! Cincuenta y cinco días después del accidente he vuelto a subir a mi bici. Ha sido una experiencia que hubiera preferido no vivir, pero son los riegos que tiene. Recuerdo perfectamente cómo sucedió todo. Lo he analizado paso a paso mil veces –tiempo he tenido- y he llegado a la conclusión de que simplemente caí mal. Ya sé que esto podía ocurrir, pero nunca quieres admitir que te va a pasar de verdad. 
Caídas de este tipo he tenido unas cuantas y lo normal es que no pase de un pequeño golpe y algunos arañazos. Iba por una zona realmente difícil, pero bajé varias veces de la bici cuando no lo veía claro. En este sentido creo que no cometí ninguna locura o imprudencia. No soy ningún novato. Considero que tengo un nivel técnico algo por encima de la media, llevo desde pequeño haciendo este tipo de caminos y no me dejo llevar por las emociones más de la cuenta, aunque pueda parecerlo. Conozco mis límites y procuro no pasarlos. Ese día tampoco fue una excepción. 
Aparte de analizar el accidente, durante las finalmente solo cinco semanas de baja, poca cosa más he hecho. Siguiendo los consejos del doctor, he reposado mucho, ningún tipo de esfuerzo, sobre todo coger pesos, he leído más que nunca y he dado mil vueltas al barrio paseando como los abuelitos. También fui en busca de una segunda opinión a un médico especialista en vértebras. Coincidió totalmente con Sadurní, y mi fisioterapeuta también. 
Nunca pensé que volver al trabajo fuera tan placentero. Me encuentro bastante bien para empezar a hacer vida normal. Con Pedro hemos acordado un horario más reducido hasta las vacaciones. Mis compañeras de trabajo me miman mucho. No me dejan coger ni una caja. Los primeros días termino la jornada muy cansado, pero como en la bici, es cosa de entreno. Dicho esto, creo que es un buen momento para dejar el tema del accidente zanjado y dedicarme de nuevo a mis bicicletas. 

      *Basándome en las sensaciones que me transmite mi cuerpo, hoy he cogido la flaca, y como no podía ser de otra manera he ido a Sau, mi ruta preferida por excelencia y la que realmente me dice cómo estoy. Sin forzar nada y ver cómo responden las piernas después de dos meses de inactividad. 
Al oír el “clic” de los zapatos uniéndose a los pedales, las pulsaciones se aceleran. El ruido de la cadena deslizándose al cambiar de marcha, me suena a música celestial. Pedalear por placer, sin más. Quizá esté un poco loco. Si es así no quiero curarme. 
No he notado ningún tipo de molestia, excepto que las piernas están muy flojas. Volviendo del pantano, no he podido evitarlo y he apretado un poco. Le prometí a Sonia que no lo haría y me olvidaría de tiempos y promedios. Finalmente no he podido ignorar esa voz interna que me obliga a apretar y ha aflorado mi vena competitiva. Es que por mucho que quiera dar un paseo, en Sau está prohibido hacer un promedio inferior a veinticinco quilómetros por hora. 


Cansado y muy contento……. 

                                                                        ………he vuelto!!!

MI TREK 8500

Este es el texto que he enviado al concurso de Solo Bici. El próximo 25 de Abril sabré la respuesta. Nervios!!!!

MI TREK 8500
Cuatro años de flor en flor, hasta que la conocí. Lo sabía todo de ella: geometría, grupo, suspensión, frenos, llantas, pero tenía que verla. Fue amor a primera vista. Una bici de 2000€ con el aspecto de una de gama alta, moderna, llamativa. Por fin TREK se ha quitado la venda de los ojos y diseña una bici muy hermosa. ¿Un simple cambio de colores varia tanto a un objeto? El primer “clic” con los pedales automáticos y el latido crece: me pide caña y la acabo de conocer. Responde fina como la seda. Qué placer no oír el maldito chirrido de los discos, ni el cuadro crujiendo en la caja de pedalier. Sólo las hojas y un aliento gradual cuando subo con todo el desarrollo por unas trialeras de vértigo. Es muy manejable. Mis muñecas se lo agradecen. Llevo una presión de la horquilla más baja, y parece que floto. Si el terreno se alisa, la bloqueo y punto: se pone firme o juguetona. Alcanzar la cima merece el regalo de la bajada, y la parte trasera no siempre está pegada al suelo: ¿será ese su único defecto?
Es la esencia de la Mountain Bike, las ganas locas de salir, sin importarme el destino, sólo el sonido de la naturaleza y mi aliento. Salgo después de un día de trabajo duro como si fuera un pro, con el cronómetro en mi contra; o en plan tranquilo, con el camelbak, un bocata, unas barritas, los mapas recuperados, la cámara y la aventura. Como pasó con mi primera BTT a los catorce años, e iba de excusión sin saber adónde. He rescatado la inocencia: esto es lo que me aporta mi bici. Me evado sin pensar en nada. Y sigo enamorado. Ella también, y eso que la maltrato a menudo.

TRILOGIA CON RAMON EL GRANDE-3ª parte



Subida a Collfred (http://www.ramacabici.com/altimetrias/collfred01.htm) pasando primero Coll de Bracons (http://www.ramacabici.com/altimetrias/collfred01.htm)


RUTA: Sant Pere de Torelló-Coll de Bracons-Sant Privat d’en Bas-COLLFRED-Vidrà-Torelló-Sant Pere de Torelló.


Pues nada, hoy examen final de temporada. No hay excusas que valgan. Aquí o se sube o no. La verdad es que me encuentro físicamente muy bien, llego en el momento óptimo de forma, pero esto es realmente muy duro, tan sólo hay que mirar la altimetría para echarse atrás. Vamos a ver en el embrollo en el que me ha metido Ramón. Todo es por su culpa si la cosa sale mal, o gracias a él si sale bien.

Hace poco más de un mes, después de superar el reto de 30km/h me propuso esta locura. Yo no sé decir que no, así que acepté a ciegas, como siempre. Nada más y nada menos que Collfred por la banda de Sant Privat d’en Bas. 14km durísimos con 4km seguidos a más del 10% de media y más de una rampa al 20%. Aquí se dé más de uno que ha tenido que echar pie a tierra. Lo dicho, pan comido. Y para ir calentando primero hay que subir Coll de Bracons, que por sí solo ya lo podríamos nombrar un puerto de 1ªcategoría.

Como esto va a ser algo grande, para la ocasión contamos con una asistencia de lujo: Jesús, Dolors, Montse y Xavi. Dos pedaleando y cuatro mirando, ¡qué le vamos a hacer! “Los valientes mueren solo una vez”.

Creo que ya es hora de empezar…. A las 10.30 estamos a punto para salir en Sant Pere de Torelló. Llega la asistencia, les damos los bártulos que necesitaremos durante el trayecto y al ¡ataque! Mi idea es pasar Coll de Bracons sin forzar. El objetivo principal no es éste, sino lo que viene detrás, así que hay que guardar fuerzas. La teoría es buena, siempre y cuando no vayas con Ramón. El tío imprime un ritmo endemoniado. Yo, al estar descansado y fresco (estoy de vacaciones) lo aguanto bien. Al llegar el tramo duro (12%) él se empieza a alejar. Aquí empiezo a utilizar la cabeza y me marco un ritmo que no me exija más de la cuenta. Paso un momento algo apuradillo, así que adelante tripleta que hay para un buen rato de subida. En otras circunstancias no la habría puesto, pero estoy muy mentalizado (o acojonado) de que Collfred es lo importante. Poco a poco voy recuperando, y corono Bracons con un promedio de 17.5km/h, ¡casi nada para ir reservándome!

Aquí está el primer avituallamiento oficial de la jornada. Una barrita y recoger el para-vientos que hay que bajar Joanetes y hace fresquito, aunque el día es bueno. Es la primera vez que bajo por aquí. Vamos con cuidado porque el asfalto es muy malo. Bajando es como se ve bien el desnivel. Te cagas. Nos cruzamos con gente que va subiendo y sus caras son de lo más expresivas. Habrá alguno que quizá no llegue a la cima sin tener que tomarse un descansillo. Normal que sufra tanto las veces que yo lo he hecho de subida.

Llaneamos hasta Sant Privat. Es un tramo fácil, en principio. Supongo que a Ramón se le estará quemando el arroz en casa, digo yo, porque tiene mucha prisa, así que lo dejo ir. El tío me quiere reventar antes de la subida. Este tramo representa que es para recuperar y empezar frescos la subida. Si lo sigo, no llego ni a pie de puerto. Cruzamos Sant Privat, cogemos la carretera estrecha, entregamos los cascos, un solo bidón para ir ligeros de peso y arrojamos todo el miedo que he ido acumulando. Ya estamos aquí.

Empieza suave, sin mayores apuros. Llega la primera rampa, que a simple vista no impresiona demasiado. Ramón me dice: -- Yo ya meto todo el desarrollo. Esto me asusta, viniendo de él, no parece que la cosa sea para tanto. Por si acaso será mejor hacerle caso, meter la tripleta y reservar algún piñón. Él ya ha subido antes aquí, se lo conoce bien. Esto me va a venir de maravilla para poder dosificarme.

Pasamos la primera rampa. Lo que viene a continuación no se puede describir, hay que vivirlo, o sufrirlo. Más de 4km infernales. Una rampa detrás de otra. Cada vez que baja algo el porcentaje parece un descansillo. Evidentemente aquí ya voy con todo el desarrollo puesto. Pasamos una rampa del 15%, otra al 18%, otra al 16% y un par de ellas al 20%. Los tramos larguísimos al 12% ya ni los cuento. Me mentalizo muy bien en dar una pedalada tras otra, controlando bien la respiración, incluso nos permitimos el lujo de hablar de vez en cuando. También tenemos la ayuda de la afición que no para de animar. Jesús además nos está haciendo un reportaje de fotos, a nosotros y al paraje tan extraordinario por el que estamos dejando grandes gotas de sudor y bien seguro un recuerdo inolvidable.

Me anima mucho ver que Ramón no se aleja, bueno, en las rampas más duras, porque a la que baja la pendiente sale disparado. Vamos pasando metros, poco a poco, pero pasándolos, que es lo importante. En ningún momento me veo apurado del todo. Es muy duro, pero las piernas responden a la perfección, como en las grandes ocasiones. Vamos constantemente a 8km/h y puntualmente algo menos, pero muy raramente. Esto unido a los ánimos de la afición lo hacen más llevadero, hasta llegar al clímax ciclista. Es el momento en el que sabes que ya nada te va a vencer, la cima aún queda lejos, pero la vas a conquistar, no se te va a escapar, ya es tuya, vas a tenerla bajo tus pies. El momento en que el sufrimiento, y el dolor se convierten en placer. Es la recompensa al entrenamiento, a las tardes sacrificadas después de trabajar, a los jueves madrugando y dando largas palizas en compañía de Jesús, a los días en los que Sonia ha sufrido por mí, como hoy, que no ha podido venir y sobre todo por ese orgullo que te hace sacar más de ti para lograr el objetivo marcado. ¡!!No hay límites, has vencido!!!

Pero no cantemos victoria todavía, aún queda un trozo. Esa alegría no me ceba. Hay que seguir dándole caña a los pedales hasta pasar los kilómetros más largos que he hecho desde el Angliru. Hace ya seis años de aquella aventura, pero hoy lo he recordado más de una vez.

A partir de aquí la cosa es mucho más suave, incluso con alguna bajada traicionera que se acaba de repente con una fuerte rampa. Esto, unido a lo que llevamos encima, hace que las piernas se te destrocen como un cubito al caer en la sopa. Nos volvemos a encontrar con algún tramo del 15% y ya por fin, el último del 20%. Ahora ya no me asusta nada. Tenemos menos fuerza, pero más moral.

Por fin coronamos, sin el premio que cualquier ciclista anhela en la cumbre. La señal que marca la cima del puerto. Aquí no la hay. Nos queda el buen sabor de haberlo logrado y el exuberante paisaje verde que nos envuelve por todos lados. Bajamos con cuidado hasta Vidrà. Hay que vigilar. Hay alcantarillas que cruzan toda la carretera y son muy peligrosas. Una de ella casi me la como saliendo de una curva. Tengo que clavar frenos, me derrapa la bici y la paso de milagro. Suerte, hubiera sido una lástima acabar una ruta tan fantástica yendo por los suelos. Paramos en Vidrà. Nos comemos una buena butifarra, un cortado y mi cigarrito de rigor. ¡No todo va a ser sano! Qué le vamos a hacer, uno tiene sus fallos. Llamo a Sonia para informarle de que todo ha salido de maravilla y también a Agustí que no ha podido venir.

Nos despedimos de la asistencia. Jesús tiene que ir a trabajar. Lástima que no se haya animado en esta empresa. Espero que para el año que viene se entrene, más de la cabeza que de las piernas, que seguro puede hacerlo. Montse y Xavi han alucinado con lo que han vivido hoy. Dolors, qué decir. Ella ha estado en casi todas mis gestas. Ya conoce todas mis expresiones. No hace falta que le diga si voy bien o no, lo sabe de sobras. Ella nunca falla.

Reponemos un poco y para Sant Pere de Torelló de nuevo. Lo que queda es fácil. Bajada hasta Sant Quirze, un trozo malo de nacional, que está en obras y por suerte no hay mucho tráfico. En seguida nos plantamos en Torelló y un último paseo hasta Sant Pere. A estas alturas no sobran las fuerzas, pero tampoco faltan y vamos a buen ritmo, aunque evidentemente Ramón tira más de relevos que yo. Sino que no estuviera tan fuerte. Llegamos al coche, bajamos de la bici y ¡Guau! Lo hemos logrado, bueno, lo he logrado yo porque él ya lo había hecho y desde Montrodon que son 50km más. Pero esto ya es otra historia. Para mí lo de hoy es más que suficiente. Regresamos charlando para casa. Nos despedimos ya, hasta la próxima temporada, haciendo proyectos mentales sin parar.

Una vez digerido todo esto me doy cuenta de lo bien que he ido. Ha salido todo redondo. El día, la temperatura, la asistencia, el gran compañero-guía, y mi mente que ha respondido como suele hacer en estas ocasiones. Evidentemente hay que estar fuerte para hacer esto. Aquí no importa ni promedio, ni el tiempo ni los desarrollos, tan sólo subir. Coll de Bracons y luego Collfred no es moco de pavo como decía aquel. He entrenado mucho y he llegado aquí en el momento óptimo de forma. Ha sido la guinda a una temporada que había empezado demasiado regular. Alcanzar un objetivo así me da ánimos para buscar retos aun mayores de cara a la próxima campaña. No he cerrado esta temporada y ya estoy pensando en la que viene. Hay que ser ambicioso.

Sin límites









TRILOGIA CON RAMON EL GRANDE-2ª parte

2º intento de promedio a 30km/h

JUEVES 10 DE SETIEMBRE

DISTANCIA: 41,47km

TIEMPO: 1h 17min.

PROMEDIO: 31,9km/h

Vel. MAX: 71km/h

RUTA: L’Esclat-Vic-Sant Julià de Vilatorta-Casilla del Peons-La Fullaca-La Varita-Seva-Balenyà-Tona-L’Esclat.

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Cuando la primera ha sido un desastre, la segunda promete, por lo menos ser algo mejor. En este caso, ha sido una obra maestra, que podríamos titular: –“MEJOR IMPOSIBLE”.

Dejemos el séptimo arte aparte y vamos a centrarnos en la hazaña del día, que para mí, bien se merece esos elogios. Ha pasado poco más de un mes desde la primera intentona. He seguido entrenando fuerte con el objetivo de llegar al día de hoy y cogerme la revancha conmigo mismo y mi orgullo.

De nuevo partimos del Esclat a las 13.30h puntuales, sin tanto calor como la otra vez, pero con un poco más de viento. Bajando para Vic por la nacional, vamos algo más suaves. Ramón va tirando delante, aunque no tan bestia. Antes de llegar a Sant Julià deja que yo marque el ritmo hasta la Casilla dels Peons para no quemarme. Voy a un ritmo alegre, sin forzarme más de la cuenta. Otras veces he subido más rápido, pero hoy no quiero cometer errores, así que me guardo un poco, que seguro que lo voy a necesitar. Al no llegar ahogado arriba en la Casilla, puedo darle caña ya de entrada y sin perder tiempo en la bajada hacia la Fullaca. No me puedo despistar ni un pelo. Ramón tiene una fuerza, que en cada salida de curva con dos pedaladas suyas se me escapa.

Dirección a la Varita voy bien pegadito a su rueda. Consigo hacer todo este tramo tan pegajoso con plato. Ahora viene otro tramo malo hasta el cruce de provincias. Aquí sí que tengo que quitar el plato a ratos, aunque el ritmo sigue siendo bastante bueno. Cada vez me encuentro mejor y no me cuesta tanto coger su rueda. Claro está que él tampoco va su máximo nivel. Hay que recordar que él ya tiene aquí un promedio muy alto y lo está haciendo para que yo lo logre.

Tramo de bajada hacia Seva. Enchufamos fuerte para abajo. Aquí, como es más fácil, le doy algún relevo que otro, ya sé que no es muy importante para él, pero algo es algo. Para Hostalets el viento pica con algo más de fuerza. Nosotros no desistimos y continuamos apretando fuerte. Ya Última subida hasta Tona, que consigo hacer con plato sin mayores apuros. Entramos un par de kilómetros en la general hasta el Esclat. Aquí a fondo, a reventar las fuerzas que queden. Alcanzamos 70km/h y no llegamos a bajar de 50km/h en ningún momento hasta alcanzar la gloria, en nuestra línea de meta ficticia y ver lo que marca el cuenta-kilómetros: “31,9km/h de promedio”. No me lo puedo creer, estoy alucinando. Hoy creía de veras que lo lograría, pero no tanto. Casi 32 es ya demasiado para mí.

En todo momento he tenido buenas sensaciones, yendo de menos a más. La clave ha estado en no cebarme más de la cuenta, y así corregir los errores del otro día. Ramón se ha portado como un gran compañero, sabiéndome guiar bien en cada momento. La experiencia es un grado.

Ahora ya sé que puedo llegar a 30km/h de promedio, eso sí, en una ruta sin mucho desnivel. Hoy ha sido con ayuda. Habrá que volver a intentarlo sólo, para corroborarlo. Sé que puedo lograrlo, no sin gran entrenamiento y sacrificio, al fin y al cabo es lo que nos gusta a los aficionadillos, sufrir un poco ¿verdad?

Gran objetivo cumplido!!!!

El desertor nunca gana, el campeón nunca abandona